El Maestro de Las Castañetas. Capítulo 3º

Para ilustrar el nuevo capítulo del Manual de Verdiales, ponemos tres luchas de los distintos estilos: 1) Verdiales estilo Comares; 2) Estilo Montes, por la Panda de Verdiales de Rafael Calderón (1982), y 3) El estilo Almogía de la Panda de Verdiales del Maestro de la Castañeta (1985), y el violín de una mujer: Toñi Castillo.

De la tercera lucha -la de Almogía- un comentarista del blog nos dijo lo siguiente:

«En la lucha tercera, después de que Salvador Luque cante «Con una mujer bonita…» la subía que echa Toñi es la conocida como la de Pepillo el Alemán, violinista del estilo de Almogía que murió atropellado por un vehículo en la Cuesta del Viso»

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Seguimos publicando el magnífico texto que acompaña a la grabación de 1985 (aunque el texto sea posterior, pues completa la edición en CD que de aquellas grabaciones se hizo en 1997) de la Panda de Verdiales del Maestro de la Castañeta. Hoy no copio el texto, sino que pongo las imágenes -especie de fotocopias- del libreto del disco, porque me interesa que estéis seguros de que no transcribo mal lo que el autor quiso decir, pues, de refilón, conozco el apasionamiento con que la gente de cada estilo defiende lo suyo. Salud.

Capítulo 3º. Los tres estilos de verdiales.
(Salvador Pendón Muñoz. Ardales, Málaga 1997)


El Maestro de Las Castañetas. Capítulo 2º

Mientras leéis el segundo capítulo del «Manual de verdiales para neófitos» del Alcalde de la Panda de Verdiales del Maestro de la Castañeta, quiero que escuchéis unas luchas que me han enviado, de la antigua Panda de Majallana, en las que participa el violín de Paco Reina y que agradezco un montón, desde aquí, a todos los participantes; se trata de tres pistas de una casete que se publicó con el nombre de Nuevos Horizontes. ¿en que año?
Esto es lo que nos cuenta la persona que nos ha enviado los audios:

«Se trata de la desaparecida Panda de Majallana (Juan Majallana era su alcalde). Dos de sus hijas como cantaoras (Noelia, que tendría unos 3 ó 4 años; y Rocío, la mayor). Al pandero creo que va Rafael Barba, maestro de escuelas de verdiales.
Paqui Corpas es la que hace esa entrada en la lucha orquestada.
También canta una chica que se llama Soledad y el «Panchurro
«

Lo primero es una cosica muy extraña: unos verdiales «orquestados», cuya introducción abandolá y flamenca está a cargo de Paqui Corpas. Luego entra el violín -¡Qué violín, Dios mío!- y la Panda de Majallana, con la orquesta de fondo.

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Enlace a un mapa muy detallado del Parque natural de los Montes de Málaga.
Vamos con el segundo capítulo del texto de Salvador Pendón, un poético y sentido homenaje a la tierra de los verdiales.

Capitulo 2. La Geografía de los verdiales.

La zona de cultivo de la fiesta de verdiales comprende una región geográfica que, tomando la ciudad de Málaga como centro, se extiende en un radio de aproximadamente treinta kilómetros. Los límites quedan marcados por el río Guadalhorce al Oeste, la Sierra del Torcal al Norte y Comares por el Este. La separación más radical es la impuesta por el Guadalhorce pues mientras que en su margen derecha ni se cultiva ni gusta la fiesta, la ribera izquierda es eminentemente festera. Toda la tierra comprendida dentro de los límites señalados, exceptuando los núcleos urbanos es la artesa en la cual durante siglos, al amparo del hogar en las largas noches de invierno o bajo el limpio cielo estival, se ha ido amasando la más brava, pura y noble de las manifestaciones populares malagueñas. Arroyo Ancón, Jeva, Los Moras, Barranco del Sol, Verdiales, Jabonero, Santón Pitar, son algunos de los entrañables lugares testigos de la secular liturgia del hermanamiento del hombre con su semejante por medio de la expresión festiva.

Escarpados barrancos, umbrías cañadas, tierras riscosas y resecas conforman un paisaje que marca las señas de identidad de la fiesta, que no puede ser de otra manera viniendo de donde viene. Los espacios abiertos de la tierra que la vio nacer hicieron de ella una manifestación inapropiada para lugares cerrados, para escenarios donde la megafonía es imprescindible, para ser «enlatada» en discos. Su escenario natural sigue siendo, aún hoy, el más adecuado. La puerta de un lagar, la noche templada, el inmenso silencio del campo, la botella empinada que se pasa de uno a otro en festiva comunión y «venga fiesta, venga fiesta, hasta que amanezca el día«
(Salvador Pendón Muñoz. Ardales, Málaga. 1997)

Mañana más
P.S. Me voy a buscar un apodo verdialero para las entradas de la Fiesta. ¿Qué os parece «La Maña»?