Cantata de Andalucía (1976)





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¡Adiós Madrid! ¡Adiós, Cádiz y Jerez!

Hoy estoy un poco triste, porque se termina el Festival de CajaMadrid y empieza el Festival de Jerez, y yo… este año, no puedo acudir a mi cita anual con los conciertos acústicos del Palacio de Villavicencio, los espectáculos flamencos -y las tertulias- del Teatro Villamarta, las mañanas de estudio en el Centro Andaluz del Flamenco, el aperitivo en las Tertulias de la Bodega, ni recorrer la sombreada y amada Calle Porvera.

Pero lo que más lamento es faltar al reencuentro con los amigos que sólo puedo ver en Jerez: Ana María y las chicas del CAF, Rosalía dirigiendo con mano experta las tertulias de la Bodega, Isamay, la sordita de Údine, la Chocolatera de Gijón, amigos de Jerez y Arcos, que viviendo también en Madrid, sin embargo los frecuento en Jerez, los periodistas y tertulianos de la Bodega, el trío de amigas de Santander, y… Cádiz. ¡Ay, mi Cádiz!

José María Velázquez-Gaztelu habla de esto, de la Pasión en Jerez, en El Cultural de hoy (26/2/2010)
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Pero bueno, me consuelo con lo que he disfrutado en esta recta final del Festival de CajaMadrid con las actividades paralelas en la Casa Encendida.

Allí me he reencontrado con el amigo Pepe Romero «El Jerezano» con el que lo paso muy bien… discutiendo -a voces y todo el tiempo- de flamenco; pero sobre todo porque he asistido a dos magníficas mesas redondas que me han descubierto aspectos desconocidos del arte flamenco que desconocía.

De la primera, dedicada al luthier almeriense Gerundino Fernández, ya he hablado aquí, y del conmovedor diálogo que Manolo Franco mantuvo con una de sus guitarras.

La otra mesa redonda, dedicada a la memoria y centenario de Rafael Romero, y conducida con agilidad, eficacia y sabiduría por José María Velázquez, contó con el profundo conocimiento que Perico el del Lunar, y Paco «El Pecas» -paisano y amigo de Rafael- tenían del personaje, que logró hacer mucho más grande a mis ojos… de aficionada pasional y novata, el cante y el perfil humano del gitano de Andújar.
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Pero lo que de verdad me anima a creer que no todo está perdido para el cante flamenco que todavía puede conmover, fue la sesión de cabales del pasado martes en la Sala el Juglar: Mari Peña, con la guitarra de Antonio Moya y las palmas, amigas y prestadas, de uno de los Pelaos y de Gabriel Pies de Plomo o de la Tomasa, que no sé cómo se hace llamar ahora.

Esa cantaora levantó los brazos, abrió la boca y fue darse de bruces con todo el cante de Utrera: una Pinini pura, haciendo los tientos de Gaspar, las cantiñas de su familia, todas las soleares que puedan existir, las bulerías cadenciosas y lentas de esa tierra, y… esos fandangos por soleá que sólo las mujeres de Utrera pueden entonar y que destrozan todas las resistencias de La Porverita.

No hizo la letrita que Paqui Ríos me adivinó en Málaga, pero salí de El Juglar agradecida y esperanzada con la vida.

Los hijos de la malagueña cumplen…


Mañana es el cumple de los mellizos, los hijos de la guapa malagueña, y primos míos del alma.

De los múltiples primos que me trajo la familia de mi padre, éstos y su hermana, son los más queridos, pues me he criado prácticamente en su casa.

Entonces compartíamos juegos, travesuras y destrozos de muebles; luego copas, cigarrillos, salidas taurinas por fiestas -una vez al año, cuando volvía de mis universidades madrileñas- y destrozos de coches, y después de un tiempo de cuasidesapariciones, por mor de bodas y compromisos familiares, hemos retomado un tierno y provechoso contacto de intercambio de rememoraciones familiares -y destrozos de la lengua española- en la blogosfera, sobre todo con uno de ellos, que al conocerlo mejor, en la edad adulta, le he cogido un cariño mayor si cabe.

El mejor homenaje que puedo hacerle a este primo, es homenajear a dos de las mujeres de su vida y más queridas: su madre y su hija… la listísima científica flamenca -a su esposa, la homenajea él cada vez que tiene ocasión, y ella lo sabe. A esta niña prodigio, nieta de la dulce y guapísima malagueña, la vais a ver bailar hace ya unos años, en la iglesia restaurada de San Pedro de Teruel. Ahora se dedica a hacer bailar flamenco a los británicos, en paralelo al desarrollo de sus investigaciones científicas.

Además de un sol de primo, de marido, de padre, de hijo, de hermano, de amigo de amigos y enemigos, de baturro de los buenos, de currante de los de antes…, es un narrador y escritor amenísimo -aunque excesivamente prolijo, como cobra por palabra publicada…-, que nos ilustra a toda la familia con sus investigaciones históricas, familiares y motorísticas. Aquí va un relato de uno de los millones de viajes que su familia hacía de Teruel a Málaga.

«Estamos en Semana Santa de 1967, (Ya le he puesto fecha, ¡Hala!), el Morris, apenas lleva meses “con nosotros”, seis para ser exactos.

Román, se dispone a hacer su viaje a Málaga para “tomarse” unos días de vacaciones y estar con sus suegros que empiezan a padecer los “achaques” propios de su edad.

El viaje será corto, de días, por la premura de las fechas, pero largo de kilómetros ( 700 de un “tirón por aquellas carretera de Dios”) y, por eso, en vez de “llevarse” una furgoneta, que además hará falta en la tienda, ha decidido “pedirles” el coche a sus hermanos, así, de paso, “lo prueba a gusto”.

Lo hará como siempre, saldrá temprano, sobre las cinco o las seis de la mañana, dependiendo del tiempo que le cueste “cargar” todo lo que se lleva: maletas, mujer… e “hijos” (¡Vaya “viajecito me van a pegar!, ¡Como siempre!).

La “ruta” se la sabe de “memoria”, son muchos viajes, muchas “pruebas” y, decididamente, la “ruta de Carboneras” es la mejor.

Antaño, en la época del 600, del 2cv, de la DKW, había probado la ruta de “Las Tres Emes” (Ademuz – Casas Bajas – Santa Cruz de Moya – Sinarcas – Utiel…); La ruta de Cuenca (Teruel – Cuenca – San Lorenzo de la Parrilla – La Almarcha – Mota del Cuervo – Pedro Muñoz – Tomelloso y Manzanares, para enlazar hacia Andalucía por la N-IV); Por Madrid; Por Valencia – Albacete; Por Valencia – Puerto Lumbreras – Granada – Málaga)…. Pero ahora, ¡había descubierto una “nueva”!

Tenía que “meterse” por un camino forestal, pero “atajaba” muchos kilómetros y “tiempo”.

Los preparativos del viaje eran siempre, “agotadores”, debía dejar su “tajo limpio” en la tienda, revisar los neumáticos, los niveles, “pelearse” con Carmina por el equipaje, cargar de madrugada, “todo” y … para “colmo”… ¡Estaba lloviendo!…

¡Ya está todo!, Ahora, solo resta despertar a los niños y acomodarlos en el coche…

Pero, falta algo,… La “pelea” de Quique y Adelaida por ver quien ocupaba el asiento del acompañante, Román hijo nunca protestaba.

Se había decidido, Adelaida, la mayor, lo ocuparía un tiempo y se “turnaría” con Quique… A mí, me daba igual, tenía un “truco” y siempre me daba resultado.

El truco, consistía en lo siguiente:

Una vez iniciado el viaje, si me había correspondido el sitio de atrás, ( no importa a quien le hubiese correspondido el sitio de “copiloto”) influenciado por no se sabe que “maleficio” y a la “altura” aproximada de media hora de viaje, comenzaba a sentirse “mareado” de tal forma que, si no se “turnaban”, empezaba la “monserga” correspondiente… ¡Me estoy mareando!, ¡Tengo ganas de vomitar!, Tengo………….!. Hasta que, mi padre, desesperado, le suplicaba al “copiloto” que le cambiase el puesto por el mío. Luego, con el movimiento del viaje, los de atrás “cedían” al sueño y hasta bien entrados en La Mancha, no se producía el siguiente “relevo”. (Después del consiguiente “conflicto” conmigo y bajo mi “aquiescencia”)

Así pues, pasado “Los Santos”, se había producido el “ritual” y ahora era yo, Quique, el que “encauzaba” la ruta, dándole la correspondiente información a mi padre: Toma de tiempos, calculo de la “media”, indicaciones de la “ruta”, Kilómetros recorridos…

El paisaje por ese territorio es precioso, embarrancados entre pinares, la carretera es estrecha y sinuosa. Es la N-420 pero parece una comarcal.

En otros tiempos, los del 600, cuando íbamos en los huecos del asiento trasero, contaba, mi padre, que los socavones eran tan grandes, que si cogías uno bien, se podía quedar el 600 ¡“dentro”!.

Habíamos pasado Salvacañete y… ¡Habíamos alcanzado al autobús de Cuenca!…

¡Horror!, eso significaba “bajar” la media sensiblemente.

Nos acercábamos a un pueblo, Salinas del Manzano, después de una curva bastante mala a izquierdas, venía una contra-curva en ligera subida y una recta hasta el pueblo. Ahí podríamos adelantarlo y recuperar el tiempo perdido. Con un coche nuevo, tan potente como éste, iba a ser “coser y cantar”.

Mi padre, preparó el adelantamiento, se colocó cerca del autobús con el fin de que el conductor le “adivinase” las intenciones y le facilitase la maniobra… Todo estaba preparado, la velocidad era muy baja a consecuencia de la curva “mala”, estábamos “subiendo” y empezando la curva a derechas, no podíamos ver nada porque, al ser curva a derechas, el autobús nos tapaba el “horizonte”. Redujo a segunda, puso el intermitente señalizando la maniobra de adelantamiento y en cuanto pudo ver… Comenzó la maniobra.

El coche respondió magníficamente, tenía un excelente “reprís” y rápidamente nos pusimos “ a la par” del autobús. Toda una recta estaba a nuestra “disposición” para adelantar…

Pero, ¿Qué ocurre?, seguimos “paralelos” con el autobús…

¡Catacláaaaas!. Un ruido tremendo, el coche perdió todo el “empuje” que llevaba y nos tuvimos que detener en la cuneta de la izquierda mientras el autobús proseguía su marcha ¿?

Todos nos habíamos sobresaltado, estábamos detenidos, y nos mirábamos sin hablar.

Mi padre salió del coche y abrió el “capó”. El hueco del motor “chorreaba” aceite por todas partes, un humo blanco envolvía el hueco del motor y… llovía.

El bloque del motor estaba roto y un hierro asomaba por el agujero… ¡Se había roto una “Biela”!.

Apenas despuntaba el sol, llovía, hacía frío. Solo había un consuelo, estábamos muy cerca de un pueblo… ¡Salinas del Manzano!

Dejamos el coche cerrado y nos dispusimos a caminar la recta hasta el pueblo, apenas 500 metros. Nadie hablaba y llovía.

Una vez “alcanzamos” el pueblo, mi padre se dirigió a una especie de “bar-tienda” y preguntó por un teléfono… ¡Gracias a Dios!, el pueblo tenía teléfono… Pero, era “muy temprano” y en la tienda de Televox no había nadie…

Al rato, consiguió contactar con la tienda y “dar novedades”…

¡Hasta la tarde!, no podían venir a recogernos, las furgonetas estaban de “ruta”, tardarían…

Ese día se me hizo “interminable”, que aburrimiento, sentados en el “bar-tienda” ¡Todo el Día! Y sin vacaciones… y llovía.

A media tarde, aparecieron (no se si fue Eusebio, Joaquín o ¿quien?), traían una barra de hierro para “amarrar” el coche y remolcarnos…

Yo pensaba que iba a venir una grúa, pero éstos “Rodríguez” eran “muy suyos”.

Por lo visto, el “aparecer” por Teruel con el coche roto, era un “desprestigio” ¿? para Televox.

Una vez amarrado el Morris, ¡Ya me veía en casa!.

Nos aposentamos en nuestro lugares y comenzamos el “regreso” a baja velocidad…

Comenzó a oscurecer, (y llovía), la marcha era “desesperadamente lenta”, y para colmo, no reconocía el camino…

¡Estábamos volviendo por caminos forestales!. (Pasado un tiempo, me enteré que los coches no podían ser remolcados por “otro vehículo no autorizado” nada más que hasta el lugar más próximo donde hubiese un taller * Salvacañete).

Llegamos de madrugada y nos fuimos a dormir a casa…

Al día siguiente, volví a ver el Morris, ¡Parecía que había estado en una guerra!, lleno de barro, sucio… !!¿Pero si ese coche era una “Preciosidad?!!…

Poco más tarde, “la Morris”, se hizo cargo de la reparación porque, al parecer, la “avería” había sido por un “defecto” de montaje en fábrica.

¡Mira tú por donde!, iba a ver una de las pocas “Semanas Santas” de Teruel que he visto de pequeño…» (Escrito por el Redactor Jefe de los Televox)

Bueno, si habéis llegado hasta aquí, ya sabréis cual es la máxima afición de mi primo, después de su familia.

La Porverita orgullosa.

La guitarra y la cantaora

¡Qué noche la de ayer! Me ha costado un poco, pero he recuperado la fe en el arte flamenco y he recargado mis pilas flamencas, que estaban en su nivel más bajo.

Me he levantado cantando un bolero de mi adorado Chaqueta, aquello de: «Nadie se haga (de) ilusiones / porque luego viene el demonio (que) rompiendo las combinaciones…«

Y es que yo, ayer, me hice mis composiciones y me empeñé en que iba a ser la noche de Manolo Franco y de Antonio Moya, guitarristas a los que admiro; y no estuvieron nada mal; bueno… el maestro sevillano estuvo «magistral» y hacía tiempo que no disfrutaba tanto de una guitarra solista y solita -sin aditamentos.

Pero «ellas» les robaron todo el protagonismo: se plantaron en medio del escenario, y mis ojos y oídos se pegaron a ellas y ya no veían ni oían nada más: a la Gerundina, en la Casa Encendida y a la Mari Peña, en la Sala el Juglar, poco después.

La Gerundina es la guitarra añeja, fabricada por el artesano luthier almeriense, Gerundino Fernández, al que se le dedicó la mesa redonda de ayer en la Casa Encendida. Es de lo mejor que he escuchado en las Actividades Paralelas del Festival de Caja Madrid que yo recuerde. Un elocuente homenaje a un artista guitarrero, ya desaparecido, que ha dejado tras de sí su legado de guitarras personalísimas y muy apreciadas por los profesionales.

Allí glosaron a la guitarra y al guitarrero, José Manuel Gamboa, Norberto Torres y Paco Urrutia, sobrino del luthier almeriense, con un mimo y una emoción admirables.

El sobrino de Gerundino Fernández -Paco Urrutia- trajo a Madrid una de las guitarras fabricadas -artesanalmente- por su tío, para que Manolo Franco nos descubriera el sonido tan particular de estas guitarras personales, y aquello fue… inenarrable; una «voz» poderosa, algo bronca y, sin embargo, limpia, rebelde y sonora, que yo intuía que le daba «guerra» -como algunas mujeres- al maestro sevillano, pero que dominó y se enseñoreó de ella con la maestria que ya es leyenda en Manolo Franco, para ofrecer un recital inolvidable de rancio abolengo y sonido añejo.

¡Maestro! No voy a olvidar nunca tu recital flamenco con la guitarra «prestada».

Guitarras y violines

¿Esta noche toca… Manolo o Antonio? ¿Me gusta más Paco o Pepe?

Estas disyuntivas «idiotas» se las plantea la Porverita, porque insatisfecha del cante flamenco actual -después de la marcha de Fernando Terremoto– refugia su corazón de melómana en guitarras y violines.

Para los flamencos poco «duchos» en verdiales, he de decir que Paco y Pepe son dos violineros excelsos de la Fiesta de Verdiales malagueña actual. Paco (Reina) sale con la Panda Coto Tres Hermanas, casi siempre de concurso, y es lo mejor de lo mejor del estilo Almogía; y Pepe (Molina) sale siempre que se lo piden, de fiesta, concurso, escenario o magisterio, con o sin su Panda de Santo Pitar; Pepe es, además de un sabio del toque de Montes y Comares, la memoria viva y elocuente de la Fiesta de Verdiales.

Así que me quedo con los dos, pero… ¡Pepe!: si no me escribes la ficha de tu primo Adolfo, te retiro los adjetivos.

Entre Manolo (Franco), que actúa esta tarde-noche en la Casa Encendida (19 h.) y Antonio (Moya), que acompañará a su mujer, Mari Peña, en la Sala el Juglar (21.30 h.), pues… va a ser tres cuartos de lo mismo: intentaré hacer «doblete» esta noche, y mañana, ¡qué sea lo que Dios quiera!: estaré doblada.

Dice mi amigo gaditano que envidia la «universalidad» de mis gustos flamencos en lo referente al cante («Chica, ¡te gustan todos!»). Pues me temo que no soy nada universal, lo que pasa es que tengo la afición de la neoconversa al flamenco, y digo siempre lo bueno que puedo de todos los cantaores/as, esperando un destello de emoción y genialidad.

Tengo otro amigo, con el que existe gran sintonía, que nos ha descubierto el último reducto de su alma flamenca, y que lo expresa mucho mejor que yo: ¡Salud, Maestro! No puedo dejar de estar muy de acuerdo con él, pero yo, si tengo que elegir entre Tomás o Pastora… me quedo con los dos.

La Porverita neoconversa.

Un disco portentoso: «Entre viejos zarzales» (2010)

Como me temía, el viernes pasado a las 11 de la noche, ni me fui con el de Córdoba, ni con el de San Roque, me fui a la cama con el de Marbella -se entiende que con el disco, no con el cantaor: Cancanilla de Marbella.

Logre arrancarle la camisa de celofán -al disco- y fue una orgía de buen cante y magníficas guitarras. ¡Qué bien suena la guitarra de Chaparro de Málaga con los ojitos cerrados en la oscuridad!

El de Marbella se queja, como nunca, en soleares y seguiriyas. Ha merecido la pena esperar, para tener entre las manos una obra perfecta e inmejorable, por la voz -en sazón- y el cante del malagueño, por las guitarras que lo acompañan, por el sonido -purísimo- de la grabación, por el libreto, por los textos de Ramón Soler Díaz, por las fotos, por las coplas…

Ha salido a principios del año 2010, y espero que los críticos no lo echen en el olvido cuando haya que elegir la mejor grabación flamenca del año; sinceramente, no creo que este año que acabamos de estrenar vaya a haber una grabación flamenca «nueva» mejor que la de Cancanilla -con el permiso del maestro, Enrique Morente.


Me vais a permitir hacer dos menciones especiales para este disco, «Entre viejos zarzales» (El Flamenco Vive. 2010): para el valor de Ramón Soler Díaz, que comienza el texto del libreto citando a… Tales de Mileto. Todavía no se me ha borrado la sonrisa de la cara.

(Discografía de Cancancilla de Marbella)

La otra mención es para Chaparro de Málaga, que acompaña a Cancanilla en las primeras soleares, en la granaína y malagueña, en las últimas bulerías y en la taranta y cartagenera. No lo he visto nunca en directo, pero lo he escuchado acompañar en YouTube. Ahora, ya lo confirmo como la mejor guitarra malagueña de acompañamiento.

Los demás guitarristas son igual o mejores que Chaparro -Antonio Moya, Juan Carmona y el maestro, Juan Habichuela- pero la Porverita se ha quedado prendada y prendida del toque del Niño malagueño de los rizos.

El compromiso de Luis Marín (1948-1978)

El pasado miércoles, 17 de febrero, fui infiel a mis aficiones flamencas y fiesteras: no fui a escuchar a Mauricio Sotelo ni a Arcángel al Auditorio Nacional, ni tampoco al Teatro Circo Price para ver por primera vez a Los Pelaos de Madrid. Me llamó mi amiga del alma y me invitó al Teatro Real para ver al Ballet Nacional de España, y pa’ allí que me fui.

Lo pasé muy bien, y disfruté de unos primeros 20 minutos sublimes, con danza contemporánea emocionante para músicas de Haití preciosísimas -«Rassemblement«; y 60 minutos de un experimento -«Jardín infinito» – Homenaje a Chejov»– inaguantable: baile casi sin música y con recitado en… ruso, sin traducción simultánea.

Para hacer tiempo antes de entrar en el Teatro Real, le hice una visita a los amigos del Flamenco Vive -C/ Conde de Lemos, 7, al final de la Calle Unión- y charlando y rebuscando, salí de allí con tres discos que son tres joyas.

1) El último disco de Cancanilla de Marbella, del que os hablaré cuando logre arrancarle el celofán y escucharlo. He visto el magnífico libreto que acompaña a la grabación, antes de que saliera de la imprenta, y os aseguro que pone en valor -alto valor- los cantes del malagueño. Estos discos no envejecerán nunca.

2) Una recopilación de los reconvertidos Coros y Danzas de la Sección Femenina, dedicado al fandango folklórico: «Fandangos del folclore español«, que ilustra perfectamente mi lectura del libro de Miguel Ángel Berlanga, «Bailes de Candil Andaluces y Fiesta de Verdiales: otra visión de los fandangos» (Málaga, Diputación, 2000). De lo poco que llevo leído de este estupendo libro, ya me ha cautivado su tesis: la universalidad del término «fandango» -para toda España y Latinoamérica- como «fiesta de baile«, que luego empezaría a restringirse al baile y músicas andaluzas -folklóricas y flamencas- que ahora conocemos con el nombre de fandango. Hay fandango-fiesta por toda la geografía española, lo mismo que hay jotas fuera de Aragón y Navarra.

3) Y por último, uno de esos tesoros escondidos, en una Colección de las buenas de verdad: Cultura Jonda Vol. 15, dedicado al Compromiso y a los cantaores comprometidos de los años 70s: Manuel Gerena, Manuel de Paula, Carlos Cano y… Luis Marín.

Cuando vi el nombre de este malagueño en la recopilación, no lo dudé dos veces. Supe de su existencia -malograda- y de su militancia, por uno de los amigos de la Peña la Seguiriya de Valladolid, que lo había conocido y tratado en Madrid, en su etapa universitaria. Me intrigó muchísimo y me propuse «investigar» a este malagueño «comprometido» y desaparecido prematuramente.

Por fin, he dado con él, gracias a los desvelos vinílicos de José Manuel Gamboa, que se responsabilizó de estas recopilaciones de Cultura Jonda y de los textos adjuntos. Por cierto, que está descatalogado, pero los del Flamenco Vive tienen todavía algún ejemplar. Esto es lo que nos cuenta Gamboa de Luis Marín:

«Quien se nos fue para siempre en otro de esos raros y oportunos «accidentes automovilísticos» fue Luis Marín (Ronda, Málaga, 1948 – Madrid, 1978). Personaje muy querido, como lo demuestra el hecho de haber tenido póstumamente en Madrid una peña a su nombre. La Peña Flamenca Luis Marín enclavó su sede en la calle Rafael Alberti -una perpendicular a la Avda de la Albufera y la calle de Los Andaluces, pararela a la calle Antonio Mairena-, de Nuevas Palomeras.

No era Luis un cantaor. Era un andaluz que cantaba: «la nueva expresión del cante», según se publicitó en su momento. Nos dejó como único testamento dos discos, grabados para Movieplay con la añeja guitarra de Perico el del Lunar: «Cantata de Andalucía (1976) y «El anarquismo andaluz» (1977). El primero suscrito por Andrés Sorel, el segundo por José María Díez-Alegría.

Luis Marín era un adolescente, que se había hecho hombre en las faenas del campo, cuando llegó a Madrid en 1965. Como otros muchos inmigrantes andaluces, se asentó en el Pozo del Tío Raimundo. Un currante de la construcción dispuesto a compatibilizar la profesión con la de descargar mercancías y, en sus ratos libres, cantar sus ducas. Como Manuel Gerena, Luis ofreció múltiples recitales en barriadas obreras y en la universidad. Tanto fue a la universidad que le picó el gusanillo y se puso a estudiar. ¡Estudiar, pensar…! ¡Peligro! Ya lo había advertido Bertold Bretch. Claro que el repertorio de Luis Marín, al lado de sus propias composiciones literarias y las de Rafael Alberti, Miguel Hernández o Carlos Alvarez, tuvo también un sitio el autor de «Madre Coraje» -aunque no figure en los créditos originales-. «
(José Manuel Gamboa. «Cultura Jonda. 15 (fonomusic, 1997)

Luis Marín con la guitarra de Perico el del LunarAudio– (Si con el botón derecho del ratón seleccionáis «abrir enlace en una ventana nueva», podréis escuchar a Luis y seguir leyendo en el Barrio de la Triniá)

Dedicado a su «hermano de armas» (brother in arms) -de la Peña la Seguiriya de Valladolid-

Cara o cruz: ¿Córdoba o San Roque?

Desgraciadamente, no estoy sacando tiempo ni energías para el Festival de Caja Madrid, y no es que añore el viejo teatro Albeniz, ni eche de menos los flamantes y extravagantes Teatros del Canal. El Teatro Circo Price me parece que está muy bien para el flamenco, pero la Porverita está hecha polvo…
Es verdad que los «fiesteros» de la Fiesta del Sol y de los Verdiales, le meten una caña que no es normal: ellos no paran de trabajar y yo no paro de estudiar…, pero me tienen muy contenta.

Sin embargo, mañana viernes, si no acabo la semana por los suelos, me gustaría apuntarme a algunas de estas dos cosas flamencas, y dar esquinazo a los fiesteros: Pedro Obregón, porque me han hablado maravillas de él y Canela de San Roque, porque me gusta mucho y porque viene con uno de mis tocaores favoritos: Antonio Carrión -a ver cuando puedo ver a Manuel Herrera en directo-

Todo sea, que se me junte el cansancio con el agotamiento, y termine en la cama con … un libro.

Salud.

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Noches de Cante Joven (Las Tablas 19-2-2010): Pedro Obregón acompañado a la guitarra por Flavio Rodrigues

Desciende de una familia de grandes aficionados al flamenco entre los cuales se hallaban cantaores no profesionales como su padre, Pedro Obregón y su tío Francisco Uceda.

Primer Premio Jóvenes flamencos en Cordoba (1997), Primer Premio por Malagueñas en Calasparra (Murcia), Primer Premio Peña flamenca Merengue de Córdoba, Primer premio Mejor Joven en Montalbán (Córdoba), Segundo Premio en la Peña Flamenca Camarón de la isla en San Fernando (Cádiz) y segundo premio en Ubrique (Cádiz).

(Noches de Cante Joven: Pedro Obregón acompañado a la guitarra por Flavio Rodrigues en Las Tablas. Viernes 19 de Febrero. Apertura de puertas: 23:45 horas. Precio entradas 10€.)
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Artista: CANELA de San Roque Cantaor de Cádiz. Antonio Carrión, Guitarrista
Fecha: 19/02/2010 22.00 Viernes
Lugar: CENTRO CULTURAL FEDERICO GARCIA LORCA

Plaza de la Constitución, 3 Rivas Vaciamadrid Madrid
10 euros Entradas: Teleentrada Caixa Cataluña – 902 101212 –
Teléfono taquilla: 91-660 29 97 ? http://www.teleentrada.com

Celia y Laura, en un mano a mano

Yo no sé que hace Paco -de Flamenka-, pero se entera de todo el primero, y yo gracias a él, me entero la segunda. No seáis vosotros los últimos en hacerlo, que este encuentro de dos guitarristas (con a) se va a producir el próximo sábado en Coín (Málaga)

Gracias, Paquillo.

INFO FLAMENKA Málaga 16.02.2010

Sábado 20/02/2010.

VI Encuentro de dos guitarras. Dos de las pocas mujeres que en la actualidad están trabajando en esta disciplina, Celia Morales de Antequera y Laura González de Córdoba, dos tocaoras de trayectoria ya dentro del flamenco y que demostrarán la pujanza del género en esta materia.

Lugar: Peña Flamenca Pepe de la Isla de Coín. C/San Miguel 1. Coín. 22:30 horas.

Si os gusta, pasáis por el Pasillo de Santa Isabel, nº 5, y le dais las gracias a él -Paco- en persona, no a mí.

Enrique de Melchor recibe el Galardón Calle de Alcalá 2010

El guitarrista Enrique de Melchor, recibirá esta noche, en el Teatro Circo Price, dentro de la programación del Festival de Caja Madrid 2010, el Galardón Calle de Alcalá.

Pero en vez de hablar yo de él, dejémosle que nos lo cuente él mismo en esta estupenda entrevista -que nadie debe perderse- que José María Velázquez-Gaztelu le hizo la semana pasada, en su programa de Radio Clásica, «Nuestro Flamenco«

Enrique de Melchor, maestro de la guitarra (Programa Nuestro Flamenco 10/2/2010)

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El Cultural (12/2/2009)
Flamenco en el Price. El Festival de Caja Madrid se rinde a Enrique de Melchor

El Circo Price reúne, del 15 al 20 de febrero, los mejores palos en el XVIII Festival Flamenco de Caja Madrid, que este año entrega su Calle de Alcalá a la guitarra de Enrique de Melchor.

En 1964 José Manuel Caballero Bonald se introdujo en el universo radical pero deslumbrante de un flamenco que se debatía entre la marginalidad y la supervivencia. De ahí surgió el Archivo del cante flamenco, un clásico en la discografía y un punto de referencia para descubrir formas ex- presivas y actitudes musicales inéditas que eran la crónica de un tiempo irrecuperable. Según su autor, “el Archivo es un balance histórico irrepetible, al que hay que acudir para conocer a ciencia cierta la mejor tradición del flamenco”. Con anterioridad, Caballero había creado un nuevo lenguaje en la poesía flamenca con su libro Anteo, de 1956, y posteriormente ofreció uno de los títulos más profundos y hermosos sobre el género, Luces y sombras del flamenco, de 1975.

Pocos años antes, el guitarrista Enrique de Melchor, apadrinado por Manolo Caracol, ocupó un sitio en el tablao madrileño Los Canasteros, donde tocaba el gran Melchor de Marchena, padre de Enrique y amigo de Caballero Bonald. Enrique fue requerido por Paco de Lucía para que se uniera a él como segundo en giras por los escenarios de innumerables países. “Una experiencia única, compartiendo la música y la vida con Paco, de quien aprendí como persona y como artista”, dice Enrique, con una dilatada obra discográfica, brillante trayectoria de concertista -Queen Elizabeth Hall de Londres, Carnegie Hall de Nueva York- y aplaudido y solicitadísimo intérprete en el acompañamiento del cante de Antonio Mairena, Fosforito, Menese, Lebri- jano, Morente, Carmen Linares, Camarón o José Mercé, durante recitales o grabaciones. “No sé distinguir una especialidad de la otra. Para ser un buen concertista hay que saber acompañar el cante y el baile. Ésa es la gran escuela”.

Ahora, el Festival Flamenco Caja Madrid 2010 otorga a Enrique de Melchor el Galardón Flamenco Calle de Alcalá de guitarra -antes lo obtuvieron Juan Habichuela, Paco de Lucía, Manolo Sanlúcar, Paco Cepero y Serranito- y a Caballero Bonald el Galardón de Honor, en el transcurso de un ciclo que cumple su décimo octava edición y que se celebrará en el Teatro Circo Price, del 15 al 20 de febrero, con actuaciones, entre otros, de Enrique Morente, Carmen Linares, Vicente Soto, Mayte Martín, Arcángel, Dorantes, El Cigala y, por supuesto, un concierto extraordinario de Enrique de Melchor.

(José María VELÁZQUEZ-GAZTELU)