Mujeres, van y vienen

Mi semana flamenca ha ido de mujeres –Selene Muñoz y Sonia Miranda-, y la que viene… también.

Como siempre, el amigo Manjavacas se adelanta a todos, y en su página me entero, de que el martes 31 de marzo, además de celebrarse la entrega de los Premios Deflamenco, votados en su página, en el Instituto Cervantes de Madrid (C/ Alcalá 49) va a tener lugar una Mesa Redonda sobre Las Mujeres en el Flamenco.

Las Mujeres en el Flamenco
Mesa redonda


«Ellas Crean», la Torre de Babel que cada año festeja el Día Internacional de las Mujeres, propone una visita guiada por los mundos de la música, el teatro, la poesía, el arte y la danza. Y lo hace a través de diferentes propuestas, todas ellas protagonizadas por mujeres.

Se celebrará una mesa redonda en torno al «lado más femenino» del flamenco, con la participación de Rocío Molina, Merche Esmeralda, Diana Navarro y Miguel Mora.

No me lo quiero perder: voy a ver que hace el «cantaor» (¿?) Miguel Mora entre tanta mujer y flamenca de rompe y rasga. Estos ministerios y ministras que patrocinan, no se enteran muy bien de quién es quién en el flamenco.

El jueves lo pasé muy bien en el Colegio Mayor Isabel de España con el cante de Sonia Miranda, y sus acompañamientos.

Como siempre, el amigo deflamenco.com se adelanta a todos los demás. Rafa ha colgado su vídeo de Sonia Miranda, por seguiriyas en el Colegio Mayor Isabel de España:

Y la Porverita, con menos medios y peor pulso, grabó y colgó las malagueñas de Sonia; escuchen y no miren demasiado fijamente a la pantalla, porque se marearán. Por cierto, esa sombra que se pasea por delante de mi cámara, no es el «fantasma» de La Peñaranda, sino el cuerpo terrenal de Juanjo.

Sonia estuvo, maravillosamente, acompañada a las palmas por dos bailaoras de Madrid: Vanesa Coloma y La Popi, que podéis ver en mi video y no en el de Rafael. ¡Qué estupendos jaleos y palmas metieron las chiquillas! Solo les faltó salir bailando una pata’íta. A la guitarra, elegante, José María Molero.

Se despidió con la canción «Maldigo tus ojos verdes» por zambra, en vez de por tientos, como lo cantaba la Paquera. Hay un vídeo de deflamenco en YouTube, de la Sonia cantando ese tema en el mejor sitio de Jerez pa’ escuchar cante acústico: el Palacio de Villavicencio.

Ayer tarde, no pude acudir para la entrega del galardón y actuación de El Güito. Canté yo solita el «pobre de mí», y a esperar la cita flamenca del Isabel del año que viene.

La Porverita.

Reencuentros flamencos

Ayer fue un día de reencuentros, de reencuentros con algunos amigos y «enemigas» flamenc@s.

Por la tarde, en el Colegio Mayor Isabel de España y en el arranque del Festival flamenco Tío Luis el de la Juliana, me reencontré con un montón de amigos: Ángel Lacalle, Juanjo, Carlos Gallart y su amigo David, Pablo Tortosa y otros cuyos nombres no conozco, pero que veo habitualmente en los saraos flamencos de Madrid.

(Juanjo y Ángel, fabricantes del Festival flamenco del Isabel de España)

Uno de los personajes que me alegró mucho volver a encontrar, y que hacía mucho tiempo que no lo veía, es Pepe Romero -no el pianista, sino mi amigo el jerezano. Pepe está retirado, pero ha sido el pintor de la aristocracia y ha entrado en casi todas las grandes mansiones de la nobleza española… para pintar y arreglar sus paredes y dejarles, a la postre, la casa hecha un pincel. Trabajador nato desde la infancia, era y es un fuera de serie en su oficio y además, un gran aficionado al flamenco más rancio; es decir, al de su Barrio de San Miguel, en Jerez de la Frontera. Lo conocí en la Casa Encendida, que es dónde yo encuentro estas joyas de amigos.

Estuvimos viendo bailar a Selene Muñoz y escuchando a sus músicos: José Luis Montón, Jorge Tejerina (percusión), el cante de María Berasarte (cantante) y de Gabriel de Pies de Plomo (cantaor)

Yo temía que mi amigo de San Miguel se aburriera con un espectáculo, muy elegante y bien acompañado, pero con poco flamenco tradicional. Pues, a la hora de la verdad, él se lo pasó mejor que yo. Él descubrió a Selene Muñoz, a la que yo había visto bailar con anterioridad y que es muy buena; yo iba a descubrir a Gabriel de Pies de Plomo.

Este encuentro con el joven cantaor me dejó muy buen sabor de boca, y creo que acabará siendo uno de los buenos, ya que Gabriel de Pies de Plomo tiene voz, soltura y escuela: es hijo de cantaor -José de la Tomasa- y nieto de cantaores: Pies de Plomo y Tomasa «Torre»; esta abuela del joven Gabriel es sobrina de Manuel Torre. ¡No es impresionante!

No hubo mucho cante flamenco, pero el muchacho encaja bien en el entretenido y moderno experimento del amigo José Luis Montón y de la bailarina, Selene Muñoz. Con quien mejor lo pasé fue con el percusionista, Jorge Tejerina, un fenómeno habilidoso con todos los instrumentos del oficio: me gustó especialmente los golpes en la calabaza flotando en la «tina» de aluminio (¡Familia! ¡La tina no ha muerto!)

En resumidas cuentas: un buen momento de reencuentro con amigos y con mi antiguo Colegio Mayor.
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Por la mañana, y en un ratito libre, me dediqué a explorar que hacen otros bloggeros flamencos, y encontré un blog fantástico para los incondicionales del flamenco de Jerez -«mayormente» de San Miguel.  Se llama Colores Morenos, y aunque parece dedicado a El Torta en exclusividad, trata muchas otras cosas de… Jerez y del Juglar (Madrid). Creo que es muy recomendable y, no sé por qué, veo detrás de este «superblog», o supergrupo, a los amigos del Juglar, a El Gálvez, a Triste y Azul, a los Caminos del Cante…

La sorpresa fue encontrar en su lista de blogs a este humilde Barrio de la Triniá… ¡el primero de la lista! El mérito no es mío, sino resultado del peculiar comportamiento del sitio de Google que acoge a casi todos los blogs: ordena, quieras o no quieras, por orden alfabético la lista de propuestas. Como la B va por delante de todas las demás letras -menos de la A-, allá que va el Barrio por delante de todos los demás nombres.  Al próximo blog flamenco lo voy a llamar… «Anda Jaleo, Jaleo», y a ver quién se me adelanta.

Pero aún fue mayor mi sorpresa -en esta navegación por el ciberespacio flamenco- al reencontrarme con el trío de amigas de Santander, asiduas al Festival de Jerez, que resulta que no son de Santander sino de San Sebastián, según el pie de la foto de uno de estos sitios flamencos que visité. A ver si encuentro por ahí, también, al matrimonio francés y resulta que son de Guinea Ecuatorial.

Helas aquí, rodeadas de algunos de los tertulianos de los Caminos del Cante -El maestro Zarzuela,  en primer plano y Diego Alba, al fondo-, en la rueda de prensa y tertulia de la Bodega de San Ginés, dispuestas a comerse con los ojos y la boca a uno de sus bailarines favoritos: Antonio Márquez.

Me alegro de reencontraros -amigas- y de saber que seguís, «erre que erre» en vuestras trece… visitas al Festival de festivales. 

La Porverita, siempre fuera de lugar.

Extravagantes insignes

La extravagancia me va mucho, y la extrema vagancia, también.

Siento que el juego de palabras no sea mío porque me identifico mucho con ambas cualidades; se lo adeudo a un amigo malagueño, que se autocalificó así en una carta. ¿No os parece que es de lo más extravagante escribir cartas -en vez de emails- en el siglo XXI?

Llevo dos días investigando el origen y etimología de esta palabra que tanto me subyuga. Es un estado al que siempre he aspirado y que no acabo de conseguir.

Al parecer el término procede del latín y es la unión de dos vocablos: extra –fuera de- y vagor, verbo latino que significaba errar, andar errante, pero que con el tiempo y por toda Europa, fue adquiriendo otros matices: vagar, vaguear, divagar, descarriarse. El término parece que tuvo su nacimiento en Alemania en 1539, y dentro del campo del derecho; el extravagante debía ser poco menos que un delincuente social.

Las leyes quisieron poner «derecho» al extravagante, pero no pudieron con ellos. Haberlos, los hay a montones, y a los flamencos les tengo un especial cariño. Pero no me vale cualquier extravagancia; sólo la insigne, la que pone marca o se desmarca.

Agradezco que la gente se distinga y distancie de los demás, con talento y con buen gusto. Como toda mi vida he sido de una timidez incurable, admiro a aquellos que tienen el valor de obrar y mostrarse como les apetece en cualquier momento, sin acogerse a ningún patrón preestablecido y sin utilizar las sendas marcadas.

La extravagancia me parece un primer paso en la conquista de la libertad vital y creativa: uno se convierte en su propia creación. No se aceptan las rutas abiertas por otros, sino que se busca un camino propio hacia lo que es la aspiración universal: la felicidad.

Si la felicidad se consigue a través de la vagancia, y la extravagancia, bienvenidas sean ambas.

Mi lista de flamencos insignes extravagantes es inmensa, y voy a empezar con uno que me encontré ayer, revisando los capítulos de Rito y Geografía del Cante: Gaspar de Utrera. Coincide que Gaspar canta, en estas soleares, la coplilla que nos propuso el fenicio desarraigado.

Yo no voy a relatar las peculiaridades, anécdotas y originalidades de estos extravagantes insignes, que son de todos conocidas, y que además violentarían mi condición de extrema-vagancia: me obligarían a consultar fuentes, a contrastarlas y a redactarlas.

Eso sería demasiado para una aspirante a la extravagancia insigne.

La Porverita.

P.S. Esta entrada debo firmarla como Porverita, diminutivo que hace referencia a la calle Porvera de Jerez. Manolo Ríos Ruiz me explicó que Porvera, significaba «por vera» de la muralla -pegada a la muralla, for fuera- de la ciudad medieval, es decir que este espacio estaba situado fuera de la ciudad; por otro lado, esta calle conduce al Barrio de Santiago, pero no forma parte tampoco de él. Así que Porverita, para mí, es la que tiene querencia con Jerez, pero que no pertenece ni a la ciudad, ni a la comunidad gitana: la que está siempre «fuera».

Juan Villodres, cantaor

Estoy muy sorprendida y algo mosqueada por la forma en que debían ganarse la vida algunos buenos cantaores.

Ya sabéis que estoy muy enamorada de la jabera que cantara Juan Villodres en el disco Café Chinitas de Hispavox. Llevaba mucho tiempo -prácticamente desde que se creó este blog- buscando datos de este cantaor malagueño, y también más grabaciones suyas.

En la prensa, sólo he encontrado una pequeña referencia (2/7/2007) sobre la inauguración de una Plaza, a su nombre, en el Barrio de la Luz (Málaga) que fue también el suyo.

Allí se recoge esta pequeña nota:

«Juan Villodres, vecino del barrio de la Luz, estuvo ligado mucho tiempo a la Agrupación de Coros y Danzas de Málaga, acompañando con su cante por verdiales y malagueñas a diferentes grupos de baile. Con ellos viajó por toda España y varios países de Europa participando en encuentros culturales con Canadá y Estados Unidos, lugares a los que llevó el cante de nuestra tierra.

La nominación de una plaza de la ciudad con el nombre de este estimado vecino de la ciudad fue propuesta por la AA. VV. De La Luz y ratificado por el Consejo Político del Distrito nº 7 (Carretera de Cádiz).»

Me enteré, de esa forma, de que se había ganado la vida cantando para el baile… de los Coros y Danzas de la época franquista.

Ayer mismo, encontré más noticias y un disco de cuatro canciones, de 1959, en el que Juan -efectivamente- le cantaba al Grupo de Danza de la Sección Femenina de Málaga.  Este disco rarísimo de Regal, lo encontré gracias a unos bloggeros que cuelgan unos discos la mar de extraños y difíciles de encontrar. Os animo a que visitéis dos de sus blogs:
Esto es lo que dice uno de los contribuyentes al blog -J90, estudiante de 19 años- del disco de Regal (1959):
«Aquí vuelvo con un interesante disco, el cual nos muestra como el régimen franquista conseguía (o al menos intentaba) hundir sus raíces en distintos campos de la sociedad, como era por ejemplo la sección femenina de Falange Española Tradicionalista y de las Juntas de Ofensiva Nacional Sindicalistas (nombre corto donde los haya), grupo que principalmente se dedicaba a enseñar a las mujeres a ser buenas amas de casa, a aprender a cocinar, coser y cuidar al marido y a los niños, además de fomentar el ejercicio físico para ser mejores madres. Algo que no sólo conseguian con algo de gimnasia, sino también con esto de los bailes, que seguramente harían creer que esto también es cultura.

Bueno, tras este pequeño comentario, pasamos al disco. El disco se compone de 2 fandangos (de Huelva y de la Siega), y de 2 verdiales (cartameños y de Santa Catalina, no sé que clase de estilos son, pensaba que los 3 que existían [a día de hoy, antiguamente eran muchos más] eran Los Montes, Almogía y Comares, pero parece ser que no). El Cantaor que acompaña los taconazos de las falangistas es Juan Villodres, reputado cantaor de segunda fila de la provincia de Málaga.»


Os he colgado en los podcasts de la Porverita tres de esos temas, extraños verdiales y fandangos de Huelva, por si queréis comparar… y sufrir conmigo, escuchando cómo buenos cantaores tenían que buscarse las habichuelas en los años 50s
Triniá o Porverita (como queráis)

Mis dilemas con las letras flamencas

Escribir una copla flamenca es fácil. Todo el mundo, antes o después, lo ha hecho. Y muchas de ellas son bastante buenas… cuando una las lee. Qué suene bien cuando se le mete el cante o el estilo flamenco, es otro cantar.

Las adaptaciones al cante flamenco de la poesía ya escrita, es todavía más difícil, y para mí, la mayor parte de las veces, traumático.

Lamento pensarlo y decirlo, pues gustándome la poesía como me gusta, ¡qué pocas veces se casan bien el cante flamenco y la poesía de autor: una entre mil. Y eso arruina, con mucha frecuencia, los mejores intentos y las mejores voces.

Por eso, y porque el lenguaje que realmente me conmueve es el de la música, normalmente no atiendo a la letra o muy poco.

Las letras tradicionales no me estorban, porque las escucho como quien oye llover; y con lo que más disfruto son las onomatopeyas y trabalenguas que es inútil intentar descifrar -estoy pensando en algunos cantes del Tío Gregorio El Borrico o El Chaqueta. Pero claro, esos cantes «corridos» e incomprensibles solo hacen buenas migas con los cantes festeros, y sobre todo con las bulerías.

Pero ¿qué diríais de una letra de soleá que no se entienda? La soleá son palabras mayores. En unas alegrías, unos tientos o bamberas, pongamos por caso, puedes decir cualquier tontería e incluso quedar bien. Pero con la soleá hay que tener mucho respeto, y la gente lo sabe y lo acata.

Escuchad estas soleares de Antonio Reyes (dedicadas a mi amigo el «fenicio desarraiga’o) y luego os cuento porque las he elegido.

Toda esta disquisición sobre las letras viene a cuenta de mi última adquisición: el disco «Viento Sur» de Antonio Reyes.

Era un disco muy esperado por mí, porque me gusta la voz y las hechuras cantaoras de Antoñito; porque le acompañan dos guitarras fantásticas de Jerez: Moraíto y Alfredo Lagos; porque Antonio es caracolero como yo; y porque tenía como productor a un amigo al que aprecio mucho: José María Castaño.

Pero tengo que decir que me ha decepcionado un poco: no he encontrado al Antoñito que he visto en Televisión y en directo en varias ocasiones. Creo que el cantaor está algo constreñido por las letras, que no parece sentir como propias, y algunas de ellas pienso que están elegidas con poca cabeza -«te quiero y te amo…»

Sin embargo hay grandes hallazgos, perdidos en un mar de letras mediocres: esas soleares que os he puesto en YouTube y esa coplilla de las alegrías:

Cuando Chiclana baila
con el levante
las olas de la Barrosa
son sus volantes.

Es muy de agradecer los intentos de crear nuevas letras flamencas, pues es muy cansino escuchar en las actuaciones siempre las mismas coplas. Pero eso de cantar letras nuevas en los directos no tiene tanta trascendencia como en los discos. Lo que se hace en un disco queda para toda la vida, y hay que poner los cinco sentidos en no cantar una letra que no se haya interiorizado y que no pase el control de calidad -toda entera.

Sinceramente opino que gran parte del éxito de los discos de Camarón fue que no cantó una letra mala, pero es que además hacía suyo, o parecía suya la experiencia, todo lo que salía por su boca. No sé lo que hacía en directo, porque yo, entonces, me dedicaba a otras cosas.

T.

Nos vamos de Festivales y Juglares

Los finales de mes, no sé muy bien porqué, son estupendos para los aficionados al cante en Madrid.

Bueno, sí que lo sé.

El último miércoles de cada mes tiene lugar una cita ineludible para los buenos aficionados al cante de la capital -a veces vienen también de fuera.

Se trata de la citas flamencas de la Sala el Juglar (C/Lavapiés 37), a las que llevo acudiendo regularmente desde aquel lejano martes -los primeros años nos juntábamos los últimos martes de cada mes-, en que Vicente Soto inauguró este ciclo imprescindible.

Allí he vivido momentos irrepetibles y muy emocionantes, escuchando a Rubichi, a José Méndez, a Carmen de la Jara o a Mariana Cornejo. Han sido muchos más, los cantaores/as que han pasado por allí, y creo que todos los artistas cantan encantados, sin megafonía, con buen sonido y mejor ambiente. Y si no, escuchad al Yayo jalear a Canela de San Roque, en el disco que sacó su concierto en directo en el Juglar.

Este miércoles, 25 de marzo, actúa en esta sala Luis Moneo, hermano de Juan Moneo «El Torta» y de Manuel Moneo. Es una ocasión que nadie debería perderse.

Ese miércoles 25 de marzo habrá que hacer doblete, y antes de dirigirnos a la Sala el Juglar, tendremos que hacer acto de presencia en el Colegio Mayor Isabel de España, porque allí comienza ese día el Festival Tío Luis el de la Juliana, con el baile de Selene Muñoz. Si sois forofos del cante, como yo, no deberíais perderos a la bailaora, porque le canta el hijo de José de la Tomasa y nieto de Pies de Plomo y de la Tomasa, todos cantaor@s sevillanos de rancio abolengo, de la saga, a su vez, de los Torre.

El jueves, 26 de marzo, tendremos a una cantaora por la que yo muero: Sonia Miranda, de cante fácil y nada impostado, cante recogido y sin grito. En fin, una de mis favoritas. Allí voy a estar en primera fila, con mi cargamento de olés.

Aquí tenéis a la pareja protagonista de mi «salida» del jueves, 26 de marzo:

El Festival Tío Luis el de la Juliana se cerrará con el baile de Eduardo Serrano, El Güito y su compañía, al que se le entregará el galardón que anualmente concede este ciclo y el Colegio Mayor Universitario que lo acoge desde hace ya muchos años. Eso será el viernes, 27 de marzo.

Y el 28 de marzo, viene de Barcelona mi sobrino -el chorlito- y cómo le gusta el flamenco, pero no lo frecuenta, sólo puedo llevarlo a ver el espectáculo de María Pagés en el Teatro Español, «Autorretrato», que yo ya he visto en la última Bienal de Sevilla en el Teatro de la Maestranza. María Pagés es de lo mejorcito que hay en baile flamenco, y siempre hace unos montajes estupendos, pues cuida mucho a su compañía y a sus músicos.

Recuerdo unas escenas muy divertidas en los camerinos -dentro del escenario- y unos fantásticos tangos de Triana, bailados por ella misma que me hicieron cavilar… ¿por qué se han dejado de lado los bailes de tangos por tanta bulería? Los tangos flamencos son el baile más genuinamente gitano y… flamenco.

No sé cómo voy a llegar al domingo; o peor, cómo voy a llegar al trabajo el lunes por la mañana. Voy a necesitar los bombones de café de mi amiga italiana.

Triniá.

Y en Almería, también…

En Almería también hay vida… flamenca.

Y si no, echadle un vistazo a estas Jornadas De la Parra a la Mina (26 al 28 de marzo), aunque primero, echadle un vistazo a esta foto y veréis como se las gastaban los flamencos almerienses hace dos siglos ¿?


¡Ole por los almerienses flamencos y feministas! Los subrayados en rojo -lo que más me apetecería si pudiera trasmutarme a aquella tierra- son míos. Ojo con lo que preparan:

DE LA PARRA A LA MINA, UN VIAJE POR LOS ALBORES DEL FLAMENCO EN ALMERÍA

Las presentes jornadas pretenden poner de relieve la importancia que tuvo la provincia de Almería en la fijación de los estilos flamencos a finales del siglo XIX y principios del XX. Composiciones musicales, tan relevantes hoy en día en el arte jondo, como son los denominados cantes de levante o mineros, tienen sus raíces entre el folclore almeriense en zonas como la Alpujarra, donde existía una pujanza económica gracias al negocio de la uva, que se extenderían a las comarcas mineras de Sierra Almagrera, Linares y La Unión.

Fueron significativos los cafés cantantes, salones y primeros teatros de nuestra geografía, a los que llegarían figuras como Rojo “El Alpargatero”, Don Antonio Chacón o Juan Breva, que expenderían este tipo de cantes por toda la geografía flamenca. Del mismo modo fue importante la presencia de mujeres guitarristas, y los primeros acercamientos del cine al flamenco.

También queremos rescatar del olvido a diversos intelectuales de esa época, que interesados por el flamenco, contribuyeron a darlo a conocer entre las altas capas sociales, nos referimos a la escritora y periodista Carmen de Burgos, nacida en Rodálquilar, y al poeta Francisco Villaespesa, natural de Laujar de Andarax.

Coordinadores
Norberto Torres Cortés. Departamento de Arte y Literatura del Instituto de Estudios Almerienses.
Rubén Gutiérrez Mate. Profesor de Música, doctorando en Flamenco

Jueves, 26 de marzo
Lugar: Real Conservatorio Profesional de Música de Almería.

19:00 h. Mesa Redonda: “De la Parra a la Mina”. Alejandro Buendía Muñoz (Director del Museo de la uva de barco, Terque), Pepe Criado (escritor, investigador especialista en tradición oral), José Luis Navarro García (Catedrático de la Universidad de Sevilla), Norberto Torres Cortés (Coordinador de las jornadas).

20:00 h. Conferencia: “Mujeres y Bajañí”. Laly de Pablo Lozano (Catedrática de la Universidad de Sevilla).

Viernes, 27 de marzo
Lugar: Peña flamenca “El Morato” (Almería)

19:00 h. Conferencia: “La huella del Rojo El Alpargatero en Almería”, José Gelardo Navarro (Doctor en Filología. Investigador de flamenco).Programa

20:30 h. Ponencia: “A propósito de unas imágenes; el baile flamenco en el cine” Julio de Vega López (Antropólogo). Incluye la proyección del documental “Bailaores” de Albertina Pisano.

22:30 h. Recital de Antonia López y José Sorroche (cante), Niño de las Cuevas (guitarra).

Sábado, 28 de marzo
Lugar: Teatro “Manuel Galiana” (Terque).

17:30 h. Salida en autobús desde la Biblioteca Villaespesa hacia Terque.

18:00 h. Conferencia: “La jondura de Carmen de Burgos y Francisco Villaespesa”. Rubén Gutiérrez Mate.

19:00 h. Visita al Museo Provincial de la Uva del Barco.

20:30 h. Estreno de “Entre Quejíos y Pitas. Una historia del flamenco de Almería”, producido por el Área de Cultura de la Diputación de Almería a través de su Convocatoria de ayudas a la producción de nuevos montajes escénicos de 2007.

Repertorio: Variaciones sobre Soleares de Julián Arcas y la Petenera de Luis Soria, Malagueña de El Canario, Fandangos de Adra, Berja, Cuevas del Almanzora y Almería, Tarantos, Seguiriyas de Francisco Villaespesa y Tangos de la Uvas.

Elenco: Ana Alonso (baile), Ángela Cuenca y Cristo Heredia (cante), Antonio Luis López y Pedro Torres (guitarra), Borja Sáez (violín), Rilete (percusión), Hércules (palmas).
Dirección Musical y Artística: Antonio Luis López.

Idea, guión y producción ejecutiva: Peña Flamenca “El Ciego de la Playa” y Rubén Gutiérrez.ENTRADA LIBRE

Mucha suerte, amigos, os desea La Triniá

Laura González (Tocaora) y su Guajira

Otro de los discos buenísimos, resultado de mi viaje al Festival de Jerez, es este: Laura González. La guitarra

También me llegó de forma inopinada… en el correo postal, ya de vuelta en Madrid.

Resulta que después de escribir en el blog mi primera crónica sobre el Festival: «Jerez de la Guajira«, para recoger la noticia de las dos guajiras que tanto me habían impresionado, la madre de Laura leyó la entrada, le debió gustar lo que dije y se ofreció a enviarme material de su chiquilla.

¡No debe estar orgullosa, ni nada de su retoño! Lo estoy yo, simplemente porque es mujer y toca fenomenal…

Juana, que así se llama la madre de este fenómeno tocaor, me envió un disco en dónde se recogen todas las piezas que Laura González nos interpretó en el Palacio de Villavicencio y alguna más. ¡Muchas gracias! ¡Por fin tengo mi guajira!


Con ese disco, el Nero, todas las fotos que he encontrado de la muchacha en internet, y mucha, muchísima paciencia he elaborado mi segundo vídeo, de cuya calidad me siento plenamente satisfecha. Creo, sinceramente, que es estupendo.

El mérito no es tanto mío, como de la pieza que suena -la guajira «De aquí p’allá»-, de la maestría de Laura y de su belleza. Comprobadlo con vuestros propios oídos:

He tenido que escuchar el audio de la guajira -para montar el video y sincronizar las fotos- tropecientas veces, y no lo he aborrecido: me gusta tanto o más que la primera vez. Eso dice mucho de su intérprete y compositora -y de los chicos que la acompañan.

El disco contiene otras joyitas como esta, compuestas, prácticamente todas, por Laura, acompañada por José Rojo en la 2ª guitarra y Jorge Cano en la percusión.

Como no tengo fotos, ni tiempo, para componer otro vídeo, si queréis escuchar más cosas de Laura, tendréis que buscar en YouTube vídeos de la artista, que los hay muy buenos: una malagueña a dúo con José Rojo, y una actuación en un Curso de la UNIA (Málaga) acompañando a Antoñita Contreras.

Cualquier día de estos le abro a Laura un álbum de vídeos en el Barrio de la Triniá.

La Triniá orgullosa.

David Palomar y su homenaje a la Trimilenaria Cádiz

Estoy muy contenta con mis últimas adquisiciones discográficas, no sólo porque me gustan mucho, sino porque su adquisición viene acompañada de esos detalles que no se olvidan y que confieren al objeto mucho más valor.

El último y primer disco de David Palomar llegó a mis manos en un sitio poco usual y paradigmático de Cádiz: la taberna más famosa del Barrio de la Viña: Casa Manteca, barrio que es también el del cantaor.

En la escapada de Jerez al Cádiz del Carnaval Chico, la amiga que me acompañaba me llevó a la conocida taberna, flamenca y torera, de Casa Manteca para descansar y tomar los también afamados «chicharrones». Mientras degustábamos nuestra tapa con un par de copas de manzanilla de Sanlúcar, sonaron unas soleares que me hicieron enmudecer; primero creí reconocer en el estilo el aire de Jerez -del Chozas-, pero el cantaor no parecía de allí. Bien pronto caí en la cuenta de que debía ser el cantaor de Cádiz que había escuchado en el Palacio de Villavicencio, el año anterior. Pregunté y salí de dudas.

Salí de dudas, y salimos del bar con sendos discos de David Palomar, Trimilenaria.

El disco no empezó a sonar en mi casa hasta que no llegué a Madrid, y ahora no para de hacerlo. Empieza con estos tangos que dan título al CD, y que en un principio me asustaron por los coros que acompañan al cantaor. Normalmente aborrezco los temas flamencos con coros, que no sirven más que para ocultar y tapar las limitaciones del cantaor solista. Pues bien, en este tema han llegado hasta gustarme, y si en una interpretación en directo no estuvieran presentes, creo que los echaría mucho de menos. Me pongo a bailar cada vez que los escucho.

El disco es un gran homenaje a la ciudad de Cádiz, a sus lugares y gentes, a su barrio… Es uno de los discos más claramente personales, meditados y sentidos por un cantaor flamenco, que además escribe sus letras.

¡Ojalá fueran así de sentidos todos los discos flamencos y todos los homenajes!

¡Salud! ¡Romano David!

La Triniá admiradora.

Flamenco en el Papel, y en el Ciberespacio

Esta entrada es demasiado ambiciosa, y yo no demasiado habilidosa; pero en fin…, lo tengo que intentar. Hoy quiero contaros algunas de las cosas buenas que se encuentran en el papel, y alguna curiosidad que se encuentra en el Ciberespacio.

No me gusta reconocerlo, pero soy muy lenta y perezosa en mis lecturas, y no porque no me apetezca leer, sino porque me paso el día entero escuchando música y radio.

Lo poco que leo, lo degusto como si se tratara de un vino delicioso y añejo: a sorbitos pequeños, y encima, releyendo lo ya leído porque no quiero que se me acabe. Pero es que además, llevo «cara’lante» varios libros a la vez, y cojo uno u otro, según el estado de ánimo, por lo que terminar un libro me cuesta a veces un año.

Dos de esos libros que estoy saboreando aparecen aquí:


Este libro de Blas Infante me parece una tesoro escondido que casi nadie conoce y que yo descubrí…, en las estanterías de mi biblioteca.

Si me gusta tanto, es por su humildad, su gran dedicación y su falta de ambición intelectual -con la que coincido plenamente-; eso es lo que hace que la figura de Blas Infante me resulte tan querible: otro aficionado que quiere resolver el enigma de su propio enamoramiento de este arte andaluz, tan misterioso, sin pretender castigar y convencer a los demás con «verdades» inconmovibles, sino con razones -buscadas concienzudamente en la bibliografía y discografía de su época- para sus intuiciones.

Me cautivan los escritos que, ya en su primera página, van al grano y, sin enrollarse ni deslumbrar con parlamentos eruditos y dificultades abordadas, te plantean el objeto del libro. Así empieza el libro de Blas Infante:

«Este libro es el resultado de una investigación que hube de desarrollar… con el objeto de satisfacer mi propia curiosidad ante el enigma que vine a plantearme hace tiempo, sobre todo cuando alcancé a proponérmelo en estos términos, precisos o próximos: ¿Por qué la música de las canciones andaluzas, denominadas flamencas o jondas, hasta bien entrado el Renacimiento era lírica (equivalente a coral) y ahora es dramática o huraña a la socialización que supone la polifonía?

Claro es que a mi pereza mental le hubiera contentado el que mi curiosidad se diera por satisfecha con las explicaciones imaginativas o subjetivistas, mediante las cuales se acostumbra a resolver… esta clase de cuestiones…  Estos intérpretes llegan a expresar sus juicios en arbitrarias hipótesis o presunciones, las cuales se ofrecen casi con espontaneidad e inmediatez del juicio estético consiguiente a la contemplación de las obras de arte…»

Y allá que va mi héroe, y empeña su tiempo y dinero, en satisfacer su curiosidad, y desmontar poco a poco esas explicaciones arbitrarias, imaginativas, subjetivistas…, y yo digo que extravagantes, en los tiempos de antes de la Guerra Civil y con los limitados recursos de entonces. ¿No es admirable?
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El otro libro, recientemente adquirido, es otra delicia: un vino de sabor afrutado y deslumbrante color -yo bebo también con los ojos.
Reflexiones de un joven filósofo sobre la experiencia de lo flamenco, en la forma del siglo XXI y al estilo de los blogs: capítulos cortos, seductoramente ilustrados, sin disquisiciones embarulladas y otra cosa que yo aprecio mucho: sin el tópico anecdotario de la pseudohistoria flamenca oral.
No os puedo citar alguno de los hallazgos de este libro porque no lo tengo delante, y porque todavía no he leído lo suficiente: igual elijo una cosa y luego, más adelante, me encuentro algo mucho mejor.
Aún así, lo recomiendo sin ningún tipo de reserva.
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Por último, en el Ciberespacio también se encuentran cositas interesantes: este documental de Canal Sur, que no sé cuánto tiempo estará disponible en la Web.

Atención a las explicaciones del poeta, José Luis Ortíz Nuevo, que aquí viene etiquetado como «Historiador y cómico flamenco». No tiene desperdicio. Aquí tenéis al, para mí, mejor teórico de los últimos tiempos, digno sucesor de su paisano Blas Infante.

Disfrutad de este flamenco de papel.

La Triniá atrevida.