Málaga y Cuba en el mismo mar

Podrá parece snob y elitista, pero la música hay que escucharla en un club.

Salvo la música sinfónica y la ópera, claro está, que no caben en la Sala Clamores. Yo siempre he lamentado no haber podido escuchar a Bruce Springsteen en los clubs de Nueva Jersey, cuando comenzaba su carrera de cantautor roquero. Lo de los estadios, es otra cosa diferente a la Música, con mayúscula.

El flamenco y lo de anoche -se le ponga la etiqueta que se le ponga- sólo se puede disfrutar completamente estando cerca de los músicos y de los artistas. Estoy hablando de la actuación de Un Gato en la Luna en la Sala Clamores.

Fue una noche de disfrute total con instrumentistas virtuosos haciendo una mezclita muy sabrosa de rumba, bulerías, cantes del Piyayo y baladas metidas en la atmósfera del jazz más festero, con unas palmas, un compás, y unos coros… qué ¡¡¡válgame Undebei del cielo!!! Yo, como soy algo limitada, me quedé fija en «los vientos» -flauta o saxo» de Toni Bárbara, y me dediqué a seguirlo como sigo a veces a un sólo bailaor de una compañía de baile; bueno, de vez en cuando, me entretenía un poquito con las evoluciones del bajo, Mariano Pollet. ¡Qué musicazos! Me perecían mentira estas preferencias, cuando yo he sido siempre una «terrorista» defensora de la guitarra solista. ¡Discúlpeme por esta vez, señor Tomás García!

Conocía los temas de su último disco -que tocaron casi al completo- pero las emociones del directo, la proximidad a los artistas, sus expresiones de felicidad haciendo la música que les gusta y que les divierte, son tremendamente contagiosas, y me acordé de mis años londinenses, escuchando rock en clubs pequeños en los que todo el público era como un mar que va y viene en una misma pulsación.

Yo disfruté de lo lindo, pero constanté una sospecha que no podía comprobar, porque no salgo mucho por la noche: en España no gusta la música y no hay cultura musical. En Londres o cualquier ciudad británica, la Sala Clamores anoche habría estado abarrotada; y también se habría llenado el Auditorio de Música de Madrid con el último ciclo flamenco, y el Teatro Lara este verano…
¿Dónde están los amantes de la Música?

Para Yolanda: Bambino, Rocío Jurado y María Pagés

Me gustaría saber porqué casi todos mis amigos, o han nacido en el mes de noviembre o en el mes de abril.

Podían haber nacido distribuidos a lo largo de todo el año, pero no: sus padres lo tenían previsto y lo han hecho adrede para desequilibrar, en el futuro, mi presupuesto.

Pero este año -de crisis- no lo van a conseguir; a lo sumo, les compraré una bolsita de caramelos y les dedicaré una entreda en el blog.

La primera en soplar velas ha sido Lourdes, pero me enteré tarde y no he podido dedicarle una entrada decente en el blog. Espero acordarme el próximo 3 de noviembre.

La siguiente es Yolanda, con la que he compartido y sigo compartiendo horarios de biblioteca, tareas de bibliotecarias y muchas risas de niñas, siempre jóvenes; porque Yolanda será siempre joven… una joven muy hippie, aunque cumpla muchos años.

Sé qué le chifla Bambino, y sólo por ella lo escucho de vez en cuando y lo aprecio, porque sus opiniones y gustos me merecen mucho crédito.

Así que su primer regalo va a ser un video en blanco y negro de su ídolo, Bambino

No estoy segura de que le guste Rocío Jurado en la misma medida, pero quiero demostrarle que las chicas de la copla tienen y han tenido un rinconcito en su corazón, para el flamenco. Aquí la de Chipiona [en una primera versión dije chiclanera porque sonaba mejor que chipionera, pero esto de la pratria chica es cosa muy seria, y tengo que rectificar], canta por derecho alegrías de su tierra, en homenaje a La Macarrona y a otras bailaoras de tronío.

Y finalmente, en lo que siempre hemos estado totalmente de acuerdo: la maravilla del baile de María Pagés, a la que vi por primera vez con ella en un teatro de la Gran Vía madrileña. No era éste, de Riverdance de 1995, sino «Flamenco Republic» y recuerdo que cuando empezaron a sonar los primeros compases de «La Leyenda del Tiempo» y la compañía, al completo, a intentar bailar el ritmo frenético y trepidante del cante de Camarón…, pegamos un salto en la butaca y se nos puso el pelo de punta.

Este fragmento de la participación de María en el espectáculo Riverdance, me lo descubrió el Curso de la UNIA de los «Flamencos hablan de sí mismos» del año pasado, en el que baila con Michael Flately en la segunda parte, y ella solita al principio -no os lo perdáis- con la guitarra de… Rafael Riqueni. ¡Impresionante!

Feliz cumpleaños, amiguita. Que disfrutes de tu regalito.